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Mientras seguimos debatiendo… nos Vence el Cambio Climático

El pasado verano del hemisferio norte (2017) pudiera catalogarse como uno de lo períodos en donde la fuerza de la naturaleza fue más devastadora, azotando con varios huracanes (ciclones) categoría 5, no sólo al Caribe y Norteamérica, sino hasta las costas de Irlanda en el Atlántico Norte, suceso inédito en nuestra historia moderna. A su vez, terremotos de 8 grados sacudieron a México con elevados saldos fatales, e innumerables pérdidas materiales y económicas.

Los fenómenos naturales como los huracanes, tornados, terremotos, tifones, erupciones volcánicas, etc. a pesar que se desconoce cómo pronosticarlos, y parezcan disociados entre sí, son en la práctica mecanismos para la liberación rápida del exceso de energía del planeta. En otras palabras, son válvulas de escape.

No es casualidad entonces, que año a año estos fenómenos sean de mayor envergadura y poder destructivo, dejando a las sociedades más vulnerables a merced de su fuerza. Por supuesto, la causa de todo esto es ampliamente conocida y consta sencillamente de dos palabras: Calentamiento Global (CG).

El CO2 es el enemigo público #1 de la humanidad y es el principal causante del CG por su concentración excesiva en la atmósfera, que evita que la Tierra pueda liberar hacia el espacio el calor que ella emana. Paradójicamente, fue el que permitió la vida en el planeta al mantener mediante el efecto invernadero temperaturas razonablemente estables, y por encima del punto de congelamiento del agua.

¿Todo es culpa del CO2?

El año 2015 marcó un hito en la comunidad científica del cambio climático al sobrepasarse la barrera de las 400 partes por millón (ppm) de concentración en la estación de la isla Mauna Loa (Hawaii), siendo la primera vez que se reportaba este valor como un promedio mundial. Los voceros indicaron en ese entonces que estábamos muy cerca del punto de no retorno, y que debíamos tomar acciones urgentes para frenar el fenómeno, que se convertiría en “irreversible” aproximadamente por encima de los 450 ppm.

En el año 2016 se midió en 403,3 ppm (145% por encima de los niveles preindustriales), y en julio de 2017 se pudo apreciar cómo se generó un Iceberg de un billón de toneladas en la Antártida al desprenderse éste del Bloque llamado Larsen C. Más adelante en ese verano, se generaron 3 masivos huracanes: Harvey, Irma y María quienes prácticamente en fila arrasaron con vastos territorios como la ciudad de Houston (4 ciudad de EEUU), la isla de Puerto Rico y otras islas caribeñas.

Lamentablemente, el problema no es el CO2. Él es sólo el reflejo de las políticas y técnicas erradas, así como la falta de compromiso que posee la humanidad para sobreponer sus asuntos fundamentales, a los particulares. Esa noción ensimismada que forma parte de la conducta humana que nos lleva a ser instrumentos ciegos de nuestra propia destrucción, como se refería Simón Bolívar a los pueblos ignorantes.

En la edición 22 se destacó que el petróleo dificilmente podría ser desplazado, salvo la aparación abrupta de una tecnología emergente, inclusive en el 2040, ya que según proyecciones del Departamento de Energía de EEUU las fuentes alternativas, aún cuando han calado de forma sistemática en la economía mundial, estarán lejos de sobrepasar la generación de electricidad, y consumo vehicular, de energías fósiles.

Ya en este punto, vencer al calentamiento global y al cambio climático pasa de ser un tema de los políticos y las élites, a ser una vocación personal que cada quien debe proyectar hacia sus terceros, para así concientizar los criterios como la eficiencia energética (hacer lo mismo, consumiendo menos), las energías renovables, reciclaje, y la protección ambiental (no talar, quemar, lanzar objetos a los cuerpos de agua), que son fundamentales para devolverle este préstamo de nuestros hijos, que es el planeta.

En conclusión, ya no hay tiempo para debatir entre las posibles acciones a tomar. Es necesario, un apoyo irrestricto a las fuentes eficientes de generación de energía, y el aprovechamiento de aquellos recursos renovables locales; limitar los consumos energéticos y llegar a un gran pacto como sociedad para entender que estos fenómenos nos afectan a todos por igual, y somos todos los que tenemos que tomar las acciones para revertirlo. Que podemos perfectamente ser los amos y señores de un desierto, o conciudadanos en una tierra de gracia como lo es nuestro planeta.

Quien se juega la supervivencia es la civilidad humana y su forma de organización. El planeta, como en todos los hitos que han transcurrido desde los albores de la vida seguirá ineludiblemente su curso y, si no hacemos nada se adaptará eventualmente, sólo que la humanidad no estará ahí para verlo.

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